miércoles, 15 de septiembre de 2010

Antonio Berni




Antonio Berni nació en Rosario en 1905 y murió en Buenos Aires en 1981. Durante sesenta años se dedicó a la pintura convirtiéndose en uno de los artistas más importantes de la Argentina y de América latina. Fue pintor, grabador, dibujante, muralista, ilustrador, realizó objetos e instalaciones.
Sus padres eran de origen italiano y habían llegado a la Argentina junto con otros miles de inmigrantes. Berni fue un niño prodigio que a los catorce años presentó su primera exposición. Dedicado a pintar paisajes y retratos, realiza tres exposiciones consecutivas y la crítica escribe con entusiasmo sobre sus trabajos. En 1923 expone por primera vez en Buenos Aires y en 1924 comienza sus envíos de obras al Salón Nacional de Bellas Artes que era entonces el concurso público más importante que había en el país para pintores y escultores. Para los artistas argentinos, desde fines del siglo XIX, era fundamental, después de estudiar en la Argentina, perfeccionar el oficio viviendo durante algún tiempo en París o Roma. Se trataba de completar lo aprendido en nuestro país y establecer contacto con lo que pasaba en otras partes del mundo.
En 1925, el Jockey Club de Rosario le otorgó al joven Berni una beca para estudiar en Europa. Se instaló en París y algunos viajes por España, Italia, Holanda y Bélgica le permitieron conocer museos, artistas y obras de la historia del arte que van influenciando sus trabajos. Por ejemplo, en Italia estudia a los maestros del Renacimiento del siglo XV y viaja por ciudades como Florencia visitando sus iglesias, palacios y museos.
Berni inquieto va encontrando constantemente estímulos para sus propias obras. Durante los cinco años que vive en París frecuenta la bohemia intelectual de la ciudad y conoce escritores, poetas, cineastas, políticos, filósofos y artistas de diferentes países que coinciden en la capital francesa. Eran años de fuertes transformaciones culturales después de la Primera Guerra Mundial; de la revolución Rusa, de la difusión del socialismo; había aparecido el psicoanálisis y en el campo de la ciencia se presentaban nuevas teorías. Los artistas desde la primera década del siglo, habían revolucionado el campo del arte con propuestas que se alejaban de la pintura tradicional preocupada por representar la realidad tal cual la vemos con nuestros ojos. Nuevos grupos y movimientos que reciben el nombre de vanguardias, proponen
lenguajes diferentes. El mundo cambia y la función y los problemas del arte también. Berni asistía a todo aquello atento, junto con otros artistas argentinos que vivían entonces en Europa como Raquel Fomer, Alfredo Bigatti, Horacio Butler y Lino Enea Spilimbergo, uno de sus amigos más cercanos.
El principal descubrimiento para Berni en esos años fue la relación entre el arte y la política, el rol del artista como hombre de su tiempo y como actor social. Berni se acerca al comunismo y desde su interés por la política asume el compromiso de reflejar en sus cuadros la realidad del mundo que le toca vivir. Desde entonces, para él, la pintura será su manera de reflexionar sobre la realidad y de intentar transformar el mundo marginal de los trabajadores.
De vuelta en Rosario, tomó parte activa en la vida cultural de su ciudad natal, organizó la Mutua y los Estudiantes de Artistas Plásticos y se unió al Partido Comunista. En 1933, fundó el partido "Nuevo realismo" con la que intentó ir más allá de surrealismo y la adaptación de su pintura a la realidad argentina y americana, a partir de un escenario lleno de discursos, declaraciones y denuncias cuya única intención era centrarse en todos los días a lo extraordinario. Con este fin, se dedicó a la investigación y viajó por todo el país, instalándose definitivamente en Buenos Aires en 1936.
Después de un viaje que le llevará por el sendero de los indios del Perú y los Estados Unidos del noreste, inventó dos personajes que son el centro de sus obras a partir de 1958: Juanito Laguna, una especie de Titi Street, cuya familia vive la recuperación de la chatarra, y Ramona Montiel, arquetipo de la prostituta con un corazón. Las obras dedicadas a Juanito Laguna y Ramona Montiel, dos personajes inventados por él para utilizarlos como símbolos de la niñez explotada en América latina, especial-mente en las grandes ciudades como Buenos Aires, Lima, Río de Janeiro y México.
Se trata de dos habitantes de las villas miserias, esos asentamientos suburbanos surgidos alrededor de los centros industriales en los países en desarrollo, con sus casas precarias y sus habitantes sumergidos en la pobreza y el desamparo.
Juanito Laguna es un niño que vive en una de esas villas miserias y Berni pinta su vida cotidiana, sus juegos, su familia: Juanito mirando la televisión, Juanito remontando su barrilete, Juanito en la laguna, Juanito en navidad, Juanito yendo a la ciudad, Juanito llevándole la comida a su padre obrero metalúrgico. Ramona Montiel es la chica de la villa miseria convertida en prostituta para poder sobrevivir; Ramona aparece rodeada de los hombres que la explotan, Ramona como costurera, Ramona trabajando en el cabaret, Ramona y la adivina, Ramona y su casamiento.

Fernando Jaureguiberry